Real Liga Naval Española

Conferencia Homenaje a las víctimas del Vapor Valbanera

Con el lema de Todos somos hijos del Valbanera el teldense Julio González Padrón impartió el martes 10 de septiembre, en la centenaria Sociedad El Casino La Unión de Telde, la conferencia homenaje a las víctimas del vapor Valbanera, que naufragó en aguas del Caribe el 10 de septiembre de 1919, 94 aniversario del naufragio en el que perdieron la vida 488 personas, la mayoría eran canarios. El pecio permanece en el fondo del mar en las arenas movedizas del Bajo de la Media Luna, a cuarenta millas al oeste de Cayo Hueso. Los restos del barco no fueron localizados hasta el 19 de septiembre por el caza submarino de la Marina de los Estados Unidos USS C203 en Half Moon Shoal (Bajos de la Media Luna).

El acto presentado por el presidente del Casino La Unión de Telde  D. Alberto González Bosa, que da la bienvenida al público asistente, entre los que se encontraban familiares descendientes de pasajeros del Valbanera, que desembarcaron en la primera escala de Santiago de Cuba. Glosa la personalidad del conferenciante, Julio González Padrón, nacido en Telde. Comienza su vida profesional como Oficial de la Marina Mercante en la Compañía londinense Cacique Navigation, en cuyos buques, dedicados a líneas “tramp” recorrería gran parte de los principales puertos del mundo.

De regreso a España se incorporará a Naviera Pinillos S.A. donde después de unos años navegando en prácticamente todos sus buques, sería destinado a tierra y nombrado Delegado Provincial de la Naviera en Las Palmas de Gran Canaria. Cargo donde permanece hasta julio de 2011, aunque en los últimos años (época de Boluda Corporación Marítima) ejerciendo como Delegado Comercial en la isla de Gran Canaria. En el año 2012 comienza una nueva andadura profesional como Gestor Marítimo autónomo, y trabajando para la naviera JSV, donde se dedica al tráfico de mercancías en contenedores desde la, Península Ibérica, Italia, África con Canarias y con la firma Consignataria Tras World Canarias, para el resto del mundo. Actualmente es Delegado Provincial de la Real Liga Naval Española en Las Palmas.

Es autor de libros: “Las Palmas de Gran Canaria, Nuestro Puerto, nuestra Ciudad” (Marge Book 2007); “Cuentos, Refranes y Poemas de la Mar” (Marge Book 2009), y “La Maldición del negro” 8novela), (1º y 2º Ediciones Anroart 2010). Actualmente tiene acabado y listo para su publicación en los próximos meses, la novela: “Con la marea baja” (presentada a un concurso literario a nivel nacional) y el libro de historia: “Carpinteros de Ribera y Astilleros en Gran Canaria”. Ha publicado artículos en periódicos locales y revistas especializadas, temas relacionados con el mar y sus puertos, y económicos mercantil y cultural. Tertuliano habitual en Radios y Televisiones locales. Presenta y dirige su propio programa en Radio Tamarán, con un espacio semanal dedicado a la gente de la mar titulado “Nuestro Puerto”.

Miembro de la Real Sociedad Económica de Amigos del País. Colaborador cultural de la Casa Museo León y Castillo. Cofundador del grupo “Caballeros del Puerto de la Luz”. Galardonado en 2012 por la Fundación Puerto de la Luz, con el premio en la modalidad: “A una vida profesional en el entorno marítimo-portuario”.

Julio González Padrón expone: “El 15 de abril de 1981 entraba a las 08.00 horas con mi buque Guadalupe perteneciente a la compañía inglesa “Cacique navigation” al puerto de New Haven (Inglaterra). Llamó mi atención el brazalete negro que lucía el práctico. Conmemoraban el 69 aniversario del hundimiento del Titanic, perteneciente a la White Star Line hundido en la noche del 14/15 de abril de 1912. Hoy 10 de septiembre se cumplen 94 años de unas de las tragedias más grandes que sufriría el pueblo canario. También hoy  tenemos que recordar que ese mismo pueblo canario sigue teniendo una deuda con aquellos valientes compatriotas cuyos cuerpos, en el más absurdo de los olvidos, yacen aún  a solo 12 metros de profundidad en aguas caribeñas.

El  Valbanera es el Titanic Español. Tuvieron  igual final pero con una diferencia muy notable, tanto que estoy seguro que su aparente injusto olvido para la historia de Canarias no se debe a que en el Titanic murieran más personas y que el buque fuera mayor, sino yo diría que en el Titanic iba en su viaje inaugural lo más pudiente de la sociedad anglosajona. En un viaje de placer y, aquí en vuestro Valbanera, se trataba de 488 isleños emigrantes, sin apenas recursos económicos y que un día se vieron obligados a abandonar a sus familias,  esposas-madres, hijos y amigos para probar fortunas en otras lejanas tierras y así poder matar el hambre e intentar disimular la miseria que sufría gran parte de nuestra decadente España de principios del siglo XX, y muy especialmente nuestras Islas que sufrían varios años de sequía.

Por ello y hoy quiero hacer un homenaje desde aquí a esos valientes  hombres  que  92 años después siguen sus cuerpos o restos a sólo 12 metros de profundidad tan lejos de su patria y sin recibir sepultura como merecen. La reciente tragedia del avión de Spanair ocurrida  20 de agosto de 2008 en Barajas, nos muestra  lo mucho que hemos cambiado y para bien; pues aunque la muerte de un ser querido ya es un acontecimiento difícil de aceptar, consuela saber que al menos  en esta ocasión nos hemos volcado en atenciones a sus familiares sin escatimar en esfuerzos humanos o económicos hasta que el último cuerpo no fuera identificado y entregado a sus familiares para que  le pudieran dar cristiana sepultura.

Con agrado y gran satisfacción aplaudí en su día, la idea llevada a cabo por el  Cabildo de Gran Canaria, al erigir un monumento con el que se recordaba  a estos compatriotas  e insisto, a mí no me cabe más que aplaudir y felicitar  a las autoridades cabildicias por  este acierto, pero al mismo tiempo me entristecí al comprobar que, el otro monumento, el de la victimas del Valbanera, que ya hacía varios años que se había aprobado,  no se haya ejecutado, lo que me llevó a la terrible conclusión que estos politiquillos de salón que hoy tanto abundan en nuestras instituciones, pensaron  que  estas víctimas, las del Valbanera, por su lejanía en el tiempo ya no les pueden reportar nada, toda vez que no pueden votar en las elecciones, ni siquiera, sus familiares; pues ya sus descendientes son nietos o bisnietos de ellos, también se han olvidado de que si hoy disfrutamos de un estado de bien estar, más o menos aceptable, se debe en gran medida a hombres como los que en el Valbanera emigraron a América.

El Valbanera era un barco mixto perteneciente a la compañía Naviera Pinillos que por aquel entonces se denominaba Pinillos Izquierdo, de 120 metros de eslora y un desplazamiento de 12.550 ton; de 2 máquinas alternativas de tripe expansión de 444 caballos de potencia. El 10 de agosto de 1919 zarpó desde Barcelona, para al día siguiente estar en Valencia, el 13 en Málaga y el 14 salir de Cádiz para Las Palmas de Gran Canaria, donde arribaría el 17 y 18 en Tenerife transportando  824 pasajeros en tránsito. Después de refrescar la aguada y repostar carbón sale para La Palma desde donde es despachado para San Juan de  Puerto Rico, Santiago de Cuba, La Habana, Galveston y Nueva Orleáns.

Cuando el Valbanera llegó al Las Palmas de Gran Canaria  llevaba a bordo 573 pasajeros, embarcando allí 251 de los cuales 172 tenían pasaje para La Habana y 79 para Santiago. En Santa Cruz de Tenerife lo hicieron 212 y en Santa Cruz de  La Palma 106. Sumados a la tripulación, nuestro buque transportaba 1.236 personas. Hay que destacar que quedaron en tierra 300 pasajeros porque al salir de Cádiz la compañía telegrafió limitando las plazas disponibles. El destino una vez mas fue protagonista de excepción. Como primer presagio de mala suerte fue el error del astillero inglés al confundir su nombre VALVANERA POR VALBANERA. En su último viaje aparece otra señal de mal fario; fue la pérdida del ancla de estribor durante la maniobra de reviro en La Palma.

Su capitán Ramón Martín Cordero tenía 34 años y pertenecía a una familia de marinos conocidos, había comandado los buques Wilfredo y Balmes y pasó al Valbanera a raíz del incidente de cuando en el viaje anterior arribaron a Las Palmas de Gran Canaria los enfermos de gripe. (12 de Junio). En Las Palmas de Gran Canaria un   periodista escribía entonces “y como si los buques mercantes españoles fuesen tripulados por hijos de hospicios”. Queriendo poner en entredicho la profesionalidad de los marinos españoles. El capitán viajaba con su esposa que quedó en Tenerife con su hija de tres meses y su familia que residía ahí, pues era nieta de Don José Cano Torres, notable abogado y juez en Filipinas. Ella viajó de Cuba a Barcelona para casarse 2 años antes.

A los pocos días de la partida del buque, recibió una carta de su esposo fechada en La Palma que le decía “que si no le ocurría nada, a la vuelta tendría el placer de que su hija le tirase de la chaqueta, al mismo tiempo que le pedía que le enviase a La Habana un retrato de la  “nena”. Nuestro buque llega a San Juan de Puerto Rico, el 5 de septiembre con 1.194 pasajeros. Descarga parte de su carga, cebollas de Lanzarote, y parte para Santiago donde desembarcarían 742 pasajeros, quedando para la Habana 488.

Aquí comienzan de nuevo  los misterios, pues muchos de los que tienen billete para la Habana optan por quedarse  en Santiago. Unos dicen que conocían la noticia de que en el Golfo de Méjico se estaba formando un ciclón. Sinceramente, pienso que eso es un disparate, pues de haber sido cierto  el capitán no se hubiese atrevido a salir. Sería más creíble lo que yo llamo la teoría del emigrante “si hay trabajo aquí, para que seguir para la Habana”. Otros dicen que el barco venía escorado, observación poco creíble, pues  al pasar por Punta Maisí algunos testigos oculares dijeron que el buque iba “fuerte y apretando fuego”. Hay que destacar que por esta zona de la isla, los barcos pasan muy pegados al acantilado, ya que la profundidad allí existente se lo permite, por lo que la visión de las personas desde tierra permite hacer juicios bastante creíbles. ¿Tendría prisa para llegar a La Habana? Parece absurda esa suposición, pues cualquier marino profesional sabe que un barco que solo alcanza 12 nudos de velocidad no puede permitirse el lujo de las prisas.

Fue visto por última vez junto al Castillo del Morro (La Habana), en la tarde/noche día 9 de Septiembre. Se calcula que se hundía el día 10, entre las 08.00 y las 10 de la mañana. El trasatlántico  Montevideo que estaba atracado en La Habana durante el temporal, confirmó que había oído el bramido de su sirena. Los vigías del faro aseguran que  vieron la letra G, que en el código internacional de Morse con destellos es_____,_______,__ y aunque la señal indicaba que el puerto estaba cerrado desde la tarde, se le notificó por Morse la novedad y se le indicó que “corriera el temporal” fuera. Tomó rumbo Norte y no se supo nada de él hasta que el día 19.

De haber sospechado de la presencia de un ciclón lo  normal en un capitán con experiencia como lo era D. Ramón Martin, sería la de poner rumbo Este y huir rápido de la zona, pues en aquella época ya se conocía el recorrido típico del ciclón cuando se está formando. El 19 de Septiembre el caza submarinos USA-23 descubre el palo del trinquete y dos pescantes de bote salvavidas en el Bajo de Rebeca, al Norte de La Habana y a 37 millas de Key West, y como único vestigio humano solo una cabeza flotando.

Se ha especulado mucho sobre su desaparición e historia, el propio Ernest Hemingway en una novela inspirada en el naufragio, decía que transportaba cinco millones de dólares y que fueron saqueados por pescadores de esponjas griegos. Hay curiosidades dignas de contar, como que a pesar del tiempo dicen los buzos que los portillos  aunque mueven con la corriente. También la abundante presencia de tiburones y barracudas que hacen peligrosa las inmersiones.

En Diciembre de 1919 se encargó su rescate a una empresa especializada USA pero sin éxito. Más tarde solo se pretendía la recuperación de los cuerpos que habían quedado aprisionados en su interior para poder enterrarlos en La Habana, pero tampoco fructificó. El día  22 se confirma la noticia en Las Palmas de Gran Canaria del  hundimiento. En los años 70 un buzo americano especializado en recuperar objetos de barcos hundidos hizo una inmersión y dinamitó la hélice que luego vendería a un anticuario de Miami.

En la siguiente inmersión pudo adentrarse en uno de los camarotes cuyo portillo (ventana) que, inexplicablemente y después de tanto años, se abría y cerraba por el efecto de la corriente con tal ligereza que llamo la atención del buzo al cual le causo una profunda impresión lo que allí vería y que recordaría toda la vida. En su interior flotaba el esqueleto con algo de ropa de un niño. Cerró el portillo y no volvió a sumergirse en el buque, pues interpretó que aquélla visión era una petición de los náufragos para que respetaran su descanso  en paz por los siglos de los siglos. Así lo hizo y hoy 94 años después, sus cuerpos permanecen a solo 12 metros de profundidad y custodiado por tiburones y barracudas, en el mismo barco que con tantas ilusiones tomaron en Canarias aquel día de Agosto de1919.

Muchas son las historias, entre ellas de los pasajeros que por aquel entonces procedían de Telde, que se cuentan sobre la tragedia del Valbanera, pero yo quiero destacar la protagonizada por dos jóvenes enamorados isleños. Entre los pasajeros se encontraba  Juan Chacón, que por aquel entonces contaba  sólo con 23 años y novio de  Teresa Morales, a quien en su despedida le pidió que le esperara hasta su regreso, asegurándole que aunque pasaran los años, él no la olvidaría. Ésta le contestó que lo haría con verdadera satisfacción,  porque con él se llevaba también su corazón.

Juan Chacón  nunca regresó y  Teresa, aunque era una mujer bellísima jamás quiso casarse, porque decía que su corazón  estaba en el cielo y esperaba con ilusión el día que la “reclamara” su novio desde allí, para al fin vestirse de blanco y ser feliz por la eternidad. Teresa Morales murió en  1969 a los 70 años de edad, pero su corazón, como ella misma aseguraba con rotundidad,  sólo tenía 20 “añitos”. Aseguran los que la vieron en su lecho de muerte, que en su cara se reflejaba expresaba mucha paz y una sonrisa. Por fin había alcanzado la felicidad añorada durante tantos años. Muchas gracias”.

Termina la conferencia con la proyección de un video reportaje sobre la historia del Valbanera en imágenes, con la emotiva oración cantada de la Salve Marinera, que hizo vibrar a todo el público en la sala, amigos,  familiares descendientes de pasajeros del vapor Valbanera. Personalidades asistentes, D. Roberto Reyes, ingeniero naval, ex director técnico de Naviera Pinillos y ex director de Repnaval. D. Juan Rojano, Comandante de Marina de la Armada, antiguo marino mercante. D. Octavio Marcos, Capitán de la Marina Mercante y actual director de Tras World Canarias.

Un acercamiento a la historia de un barco que transportaba a numerosos canarios en busca de una mejor vida y futuro que en aquellos años se les negaba, y no había otra solución para salir de las continúas penurias que emigrar, en este caso a la isla caribeña de Cuba, donde a unos, el destino les brindó la oportunidad de poder seguir viaje en vida, y regresar a su patria, y otros, quedaron para siempre en aquellas aguas. Y como termina en su intervención González Padrón: “Los náufragos, siempre, siempre, nos reclaman. Valbanera Canarias no te olvida”. Muchas gracias.

Jesús Ruiz Mesa, colaborador cultural Telde y www.teldeactualidad.com Telde 11 de septiembre 2013

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